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Silwya RudawskI

Siendo tanto que cuando había cumplido un año de edad parecía una niña de diez años por esa razón ningún niño se le acerba y fue la soledad su única amiga.Habían querido inscribirla en una escuela del lugar, pero nadie parecía querer aceptarla pensado que sería una gran incomodidad así que fue una señora que se ocupó de su crianza, aunque no fue mucho; aquella señora poco sabía leer y de verdad estaba haciendo un esfuerzo para que la joven lo hiciera, sin embargo, sus intentos no tuvieron frutos.

A la edad de diez años, la joven ya aparentaba los quince y tomó ventaja de eso para empezar a trabajar. No obtuvo un buen lugar dado a su analfabetismo, sin embargo, en la casa donde limpiaba le pagaban bien para ser apenas una adolescente y nadie parecía juzgarla pues era una familia recién mudada a la aldea muy escéptica así que aprovechó cada segundo que estaba ahí, no tenía que ser una mantenida. 

Todo parecía estar bien, o eso creía ella, pero un día de trabajo tuvo que 

Tiene veinte años.

Nació en Rudawa, Polonia.

Es una criatura mestiza; su madre fue una humana mientras que su padre es un wendigo.

 

Silwya no recuerda nada de su madre por una sencilla razón, falleció apenas había dado a luz a la pequeña pues esta la había devorado desde adentro para hacerse paso al exterior. Su padre desapareció poco después de haberla dejado en una casa hogar, sólo con el nombre, pues el cargar con ella sólo representaría una sola cosa y esa era vergüenza para la raza de los wendigos. 

Creció en Rudawa, Polonia, por eso se le otorgó el apellido Rudawski que significa que pertenece a esa pequeña aldea; en un principio nadie parecía notar nada extraño en la niña, pero su crecimiento era muy acelerado

permanecer hasta tarde cuidando al miembro más joven de la familia debido a que sus padres estaban en una cena y sus hermanos mayores estaban de viaje al norte de Polonia. Llevaba día y medio sin comer, aunque esperaría hasta llegar a la casa hogar en donde le esperaría un buen tarro de sopa sólo que había un gran problema, uno muy extraño para ella. La comida no le apetecía, sentía un poco de aversión hacia ella y fue que sospechó que debía ser por el cansancio así que decidió acostar al niño para ella descansar un poco antes de que sus jefes llegaran, gran error; no recuerda mucho de lo que sucedió después, sólo despertó en medio del bosque bañada de sangre y saboreó lentamente, era exquisito y no sabía que era.

Vagó por días, quizás semanas, se alimentaba de animales, la carne cruda empezaba a tener un gusto extraño, pero no como con la que había

despertado. En una mañana, justo al levantarse, observó que un hombre la miraba fijamente con muchos rasgos parecidos hacia ella; sus ojos eran azules y su cabezo de un castaño oscuro. Pudo jurar que escuchó decir algo, algo que jamás se le iba a olvidar:

 

“Eres parecida a tu madre”

 

Silwya estaba sorprendida, ¿él la llegó a conocer? Entonces fue cuando señaló detrás del árbol y la tomó por el brazo con un jalón, no la estaba tratando amable sino con asco; como si ella fuera una cosa extrañamente asquerosa. De un momento a otro gritó, lo que vio tras el árbol fue horrible; había tres cuerpos humanos sin vida, a algunos le hacían falta extremidades, se sintió culpable por no haber sentido náuseas y algo le hacía sentir de repente un apetito extraño, como si esos cuerpos eran lo que había querido comer desde hace días. 

El señor la tiró junto a ellos con un gesto de desprecio y pareció llamar a alguien, ella por otro lado no parecía ser muy consciente de lo que estaba haciendo hasta que fue demasiado tarde. Cuando reaccionó estaba masticando un brazo, no tenía un buen sabor y aunque el cuerpo siguiese fresco no parecía tener el mismo sabor del primero que encontró, pero si encontraba más similitudes.

 

“Patética”

 

Volvió a escuchar otro comentario de otra voz desconocida, al girar el rostro observó a un joven, no parecía mucho más mayor que ella, quizás dos o tres años. Pero su rostro reflejaba odio puro, el mismo odio que cuando una persona desea matar a la otra. Escuchó más comentarios, algo como de llevarla a un escondite pues no deberían dejar que nadie la viera o sería la muerte para aquellos dos hombres.

En un principio ella se había resistido en ir, pero el más joven le dio una buena golpiza dejándola inconsciente. Al despertar se hallaba encerrada en un sótano, gritó todo lo que pudo y no consiguió ni una respuesta; sólo el joven desconocido aparecía llevando comida humana, en un principio ella se negó a comer pues la devolvía y con el paso del tiempo ya su organismo la aceptaba.

Desde ese momento hasta su cumpleaños número dieciocho, todo es muy borroso pues nunca salió a la luz del sol, la trataban como una prisionera y ella sólo esperaba el día en que la asesinaran; todo cambió ese día. Desde ese momento dejó de crecer, fue como si se hubiese detenido y ahí quedaría, ella lo notaba más nunca dijo nada. El hombre quien la encontró fue que le explicó todo, lo que era y sobre el mundo de los sobrenaturales algo que en un principio no creyó, sin embargo, algo en ella decía que todo aquello era cierto.

El señor, ahora su padre, informó que debían irse pues los demás wendigos habían escuchado rumores de la tal mestiza e iban en su búsqueda para asesinarla. Edmund, el joven que era el que más desprecio le tenía, era su hermano y ya había encontrado un lugar donde pasar inadvertidos. Sólo había una condición, nadie podría enterarse de que era hermanos y Silwya tendría que trabajar de esclava para

NLleva dos años en el Belle Nuit de Mystère y no ha cambiado exactamente nada, ella suele ser la persona más marginada de todas pues sólo piensan que es una simple humana que le debe la vida a la señora _____.

Silwya es una joven muy callada y observadora, nunca puede debatir nada pues puede terminar con un ojo morado; podría ser fuerte, pero su lado humano nunca la dejaba salirse con la suya. Ella sólo desea un poco más de libertad, no cree que ese lugar sea un lugar de escape para todos los que piden entrar, todo lo contrario, es más una cárcel. Se puede decir que sólo Silwya puede conocer las verdaderas intenciones que tiene su jefa con aquellas personas, pero nadie le creería.

La relación con su hermano digamos que es la peor que puede haber, las miradas de desprecio, odio y rencor que se tiran el uno al otro es muy palpable y una parte de ella quisiera eliminar; a veces suele pensar en retroceder el tiempo hasta el día en que empezó todo y así no tener que vivir esa asquerosa vida.

Es muy soñadora, aunque nunca lo deja mostrar a nadie. Le encanta pensar en cosas por aquí y cosas por allá, como también desea aprender a leer. En la habitación de su señora ha encontrado periódicos o informes, pero es nulo pues no entiende. Le dificulta hablar con otras personas pues el francés no lo ha dominado del todo y eso sólo consigue que se burlen de ella.

FC: Kaya Scodelario.

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